¿QUÉ ES?
«Se define el PIE DIABÉTICO, como una alteración clínica de base etiopatogénica neuropática (causada por el daño de los nervios periféricos) e inducida por la hiperglucemía mantenida (cifras de azúcar en sangre altas), en la que con o sin coexistencia de isquemia (falta de riego), y previo desencadenante traumático, se produce lesión y/o ulceración del pie».
CAUSAS DE PIE DIABÉTICO
Las cifras elevadas de azúcar en sangre mantenidas en el tiempo producen alteraciónes en el organismo del diabético.
Estan alterados los mecanismos de defensa con menor resistencia a las infecciones.
Hay degeneración de los nervios periféricos (neuropatia) con pérdida de la sensibilidad y debilidad de los músculos del pie. Esto hace que se pierda la morfología o forma normal del pie con aparición de deformidades.
El pie pierde su arquitectura normal, se aplana y cambian los puntos de apoyo plantares naturales (Pie de Charco! ).
El roce o traumatismo repetido continuo de estos puntos con el calzado hace que se desarrollen callosidades y lesiones abiertas (úlceras neuropáticas ).
A lo anterior se asocia la obstrucción progresiva de las arterias de la pierna sobre todo las más pequeñas y (arteriopatia diabética).
La falta de riego sanguíneo favorece tambien la aparición de lesiones (úlceras isquémicas). La mayoría de la veces se mezclan los dos mecanismos anteriores (úlceras neuroisquémicas).
Pero la pérdida de sesibilidad hace que el diabético no note el dolor en estos puntos y si aparece una herida pasa desapercibida para el paciente.
Si estas lesiones no son tratadas de forma precoz y agresiva ponen en peligro la extremidad y la vida del paciente y obligan en muchas ocasiones a realizar amputaciones.
Más de un 30 % de los ingresos hospitalarios de los diabéticos se deben a problemas arteriales en sus piernas. El diabético es mucho más propenso que la población general a tener lesiones isquémicas en los pies.
Cada año aproximadamente 4 millones de personas con diabetes desarrollan una úlcera y éstas preceden al 85% de las amputaciones.
Estas lesiones , estrechamente relacionadas con la neuropatia y la enfermedad vascular periférica obstructiva, son responsables en el mundo de más de 1 millón de amputaciones de piernas cada año (1 cada 30 segundos).
Las úlceras del pie ocurren hasta en un 25% de los pacientes con diabetes y preceden a más de 8 de cada 1O amputaciones no debidas a traumatismos.
En los países desarrollados , hasta un 5% de las personas con diábetes tiene problemas del pie.
En los países en vías de desarrollo, se calcula que pueden llegar a representar hasta un 40% del total de los recursos disponibles.
UNIDAD DE PIE DIABÉTICO
Los mecanismos que causan el pie diabético son multifactoriales. Por ello su tratamiento es un problema clínico complejo que requiere de un enfoque interdisciplinario. La neuropatía tiene un papel central y está presente en casi todos los pacientes con lesiones del pie diabético, pero la falta de flujo sanguíneo disminuye la capacidad de recuperación del tejido e impide la cicatrización de heridas.
Un enfoque interdisciplinario agresivo permite que se proporcione al paciente con pie diabético una atención médica y quirúrgica óptima. Esta demostrado que cuando hay protocolos de evaluación establecidos y equipos interdisciplinarios hay una reducción significativa del número de amputaciones y de la reaparición de úlceras. En núcleo del equipo debe estar formado por cirujanos vasculares y podólogos si bien puede ser más amplio e incluir otros especialistas, como los tramatólogos, especialistas en enfermedades infecciosas, endocrinólogos, cirujanos plásticos, fisioterapeutas y ortopedas.
¿Cuales son las capacidades que debe tener una UPD?
Realizar valoración hemodinámica y vascular y cirugía de revascularización.
Realizar evaluación biomecánica y podología y actuaciones quirúrgicas y no quirúrgicas. Correcta valoración neurológica.
Evaluación de la herida y del grado de infección / isquemia con desbridamientos y drenajes inmediatos. Tratamiento antibiótico especifico según cultivos y adecuado a cada paciente.
Vigilancia del pie y evaluar el riesgo de desarrollar problemas. Reducir el riesgo de re-ulceración e infección.
Con ello se consiguen beneficios para el paciente, reducción de los tiempos de evaluación e intenvención para mejorar el estado vascular, de evaluación del potencial de curación de heridas, de tratamient o médico o quirúrgico de la infección, de intervención quirúrgica y no quirúrgico para corrección ortopédica y posibilidad de tener un control eficaz vascular y podológico de por vida.